El Flameado consiste en someter la superficie a tratar a una llama que produce temperaturas de aproximadamente 2500ºC. Esto provoca que como consecuencia del choque térmico, que se desprendan pequeñas láminas o esquirlas.
El aspecto resultante es un acabado rugoso, pero con un aspecto cristalino sin cambios apreciables en el color.
Se aplica a los Granitos y en menor medida a los Mármoles, concretamente a los que en su composición tienen Cuarzo, Feldespato u otros materiales sensibles a las temperaturas a las que son sometidos. Este proceso no deja rastro de la llama en la piedra, añadiendo una protección extra contra los agentes atmosféricos.